viernes, 19 de diciembre de 2008

Algun dia llegaremos a viejos...


Hace unos días mi novio y yo tomamos el camión saliendo del trabajo para dirigirnos a mi casa, eran después de las 8 de la noche. Tuvimos suerte de que el chofer nos esperara pues teníamos que cruzar la avenida para poder abordarlo, más suerte aún al ver que casi iba vacío y había lugar para sentarnos juntos.

Si mal no recuerdo solo iba un matrimonio en los primeros asientos del lado derecho, a la mitad un joven y hasta atrás casi sin hacerse notar, un viejecito. Iba sentado en un rincón, callado contemplando la imagen que llevaba en su mano, creo que era la Virgen de Guadalupe, y cuidando que su bastón no se cayera.
Me causó gran ternura verlo, le sonreí y el me respondió la sonrisa. Muchas veces he escuchado que nunca se debe dejar de sonreír, pues no sabes el bien que puedes llegar a causar en otra persona. Así que tengo esa costumbre de saludar y sonreír aunque no conozca a la persona con quien me dirijo.

Pedro, mi novio, me preguntó si lo conocía, y yo con un gesto le di a entender que no sabía de quien se trataba. Me dijo que estaba loquita, pero no me considero loca más bien afortunada de poder ofrecerle una muestra de cariño a toda esa gente mayor que muchas veces uno deja olvidada. Tengo a mis 4 abuelitos aún conmigo, y doy gracias a Dios de tenerlos sanos y de yo poder ayudarlos y atenderlos.

Pasaron creo unos 20 minutos de camino, cuando oí que algo arrastraba en el piso, Pedro y yo volteamos a ver que era lo que sonaba y era aquel viejito que se dirigía con el chofer. Cuando el chofer lo vio llegar junto a él, de la manera mas grosera y fría le dijo: ¡regresé para allá, que la bajada es por atrás! Sentí como si me hubieran jalado los pelos de la nuca, ¿cómo era posible que lo tratara así viendo el esfuerzo que le había costado caminar sin tirar su Virgen y además apoyándose en un bastón? El viejecito se sentó en el asiento detrás del chofer y alcanzamos a escuchar qué le preguntaba por una calle, a lo que éste le contesto que no sabía cual era. ¡Cómo no iba a saber!, digo si es chofer conoce colonias, calles. Es la ruta diaria de su trabajo.

Pedro y yo nos enojamos, como puede haber gente tan desconsiderada. Mi novio se levantó y se acercó al viejecito para explicarle cual era la calle y en donde tenía que bajarse. El viejecito se lo agradeció incluso le pidió que si le recordaba en donde era el lugar, pero nosotros ¡nos bajábamos antes! Yo que soy demasiado sensible empecé a llorar, no quería dejar a aquel señor solo con el maleducado del chofer que quizá ni le indicaría que podría bajarse. Pedro, fue con el chofer y le dijo donde se quería bajar el viejecito, que si por favor lo dejaba ahí y le avisaba que ya se podía bajar. Le tuvo que decir dos veces, pues el chofer la primera vez se hizo el sordo.
No sabía si enojarme o sentirme triste de ver una actitud tan pobre. Cómo ese señor, no podía mostrar tantita gentileza con ese viejecito que sólo quería bajarse en el lugar correcto y cuidando que su Virgencita no se cayera.

Me despedí del señor, y mi novio le dijo que el chofer le ayudaría a bajarse en el lugar que el decía. Me bajé llorando del camión, y pensé que yo estaba aquí para cuidar de mis abuelitos cuando lo lleguen a ocupar, pues ahorita aún andan y vienen y van. Pero si yo o demás familia no estuviera, ¡ese era el trato que podrían recibir! Un trato por parte de gente sin corazón, que no valoran lo que hoy tienen y que el día de mañana ya no estará: fuerza, juventud, capacidad de hacer mil cosas.
Caminando a mi casa, pues de la parada del camión a ella hay unas 3 cuadras, mi novio iba tratando de calmarme diciéndome que no creía que el chofer fuera tan malo como para no ayudarlo. Y yo iba pidiendo al cielo que por favor así fuera.

Algún día llegaremos a viejos, y al igual que ese viejecito necesitaremos que alguien nos ayude a encontrar un lugar, a caminar con un apoyo, a esperar una sonrisa que puede convertirse en el mejor gesto del día.

Sigo pidiendo al cielo que la gente sea más agradecida, que comprendan que esos angelotes llenos de historia por el paso de sus años, necesitan de nuestra ayuda y cariño, que recuerden que no se es joven para siempre. Pero sobre todo sigo pidiendo que aquel chofer de la ruta con número 144, tome conciencia. y que nunca sienta lo que aquel viejecito sintió cuando lo trató tan groseramente.

sábado, 29 de noviembre de 2008


No soy dificil de entender, ni mucho menos dificil de tratar.

Es facil aprender el lenguaje de una mujer.

Si digo SI es No

Si digo No es SI..... y si digo NO SE es un sabes que yo tengo la razon.


No hay dificultad para tratar a una mujer; no quiero que me oigas, quiero qe me escuches con el corazon en la mano; que procures no oir las palabras sino lo que estas encierran.

No quiero una caricia, quiero el roce la mas sincera ternura.

No quiero un beso, quiero unos labios envuelto de amor.


Es facil darle a la mujer lo que pide.

No pido un hombre fuerte y que me gaste en mi cuanto pueda; pido un hombre que me aprenda a ver son respeto por lo que soy, que conozcas mis espacios y mis derechos, que me admire por lo que hago y digo. Un hombre que me de el lugar que me corresponde.


Las mujeres no somos dificiles de entender, lo dificil es que ustedes entiendan que merecemos respeto y amor ala vez. Lo dificil es reconocer que nosotras también tenemos voz.


No somos dificiles de entender, ustedes son dificiles para comprender.

viernes, 28 de noviembre de 2008

CANSADA DE SENTIR MIEDO

¿Miedo? En mi vocabulario esa palabra ya perdió sentido, es más ¿podrían explicarmelo?
El miedo lo perdí a todo y para todos. Me tengo más miedo a mi misma, al a veces tener ciertos arranques de locura, jajajaja.
Sentí miedo durante muchos años, ese vacío que no se llena con nada estaba presente muchas noches. Y en mi negación por querer remediarlo, más gente lograba aumentar mi angustia.
Cuantos errores cometi, cuantos cosas calle.Cuantas cosas permiti por no gritar ¡ya basta!, por no reconocer que era una persona capaz de hacer y decir lo que me pareciera. Que nadie tenia poder sobre mi, que yo sola dibujaba cadenas que em ataban.
Llore, sufri más de lo que debía sufrir hasta que entendí que solo hay una sola persona a la que debo temer cuando me llegue el momento de rendirle cuenta.
Hoy ya no hay nada que me de miedo, tal vez me cuestione antes de hacerlo o decirlo pero miedo ya no, ese sentimiento desapareció.
Pdran gritarme. decirme o hacer lo que qieran, pero la confianza que hicieron crecer en mi es mas grande que toda la maldad con que la gente actua contra uno. No soy perfecta mas tampoco un error. Soy persona con defectos y virtudes, capaz de lograr lo que me proponga, capaz de soñar y cumplir mis sueños, capaz de amar y ser amada. Capaz de ser feliz y sonreir.
Entendí de una vez,que gente malvibrosa siempre habra...en realidad, aca entre nos esa gente es la que vive con miedo. Miedo de que alguien descubra el poco valor que se tienen como seres humanos, miedo de que se queden solos algun día por que no conocen las maravillas que la vida puede dar.
Soy feliz, soy amada y ya no tengo miedo. Tengo una caja llena de ilusiones, una voz llena de cantos y risas. Me tengo a mi....y a la persona que confío en mi. A la persona que me dio a conocer que el miedo no debe existir.

jueves, 27 de noviembre de 2008

CARTA A MI HERMANA MENOR


No sé ni cómo empezar a escribir, quisiera supieras tantas cosas. Hablarlas no puedo, porque al igual que yo renegaba con mi mamá, tu ahora lo haces conmigo y con ella. Admito que tal vez sea porque me ves como tu segunda mamá, son diez años los que nos llevamos tú y yo; pero soy tu hermana, la mayor, la que juega contigo, la que se pelea, la que muy de vez en cuando puede mentir contigo. La que hoy te escribe estas líneas para darte a conocer el inmenso amor que tiene al preocuparse por ti.

Recuerdo aquella tarde como si fuera ayer. Mi mamá se paró afuera de un laboratorio ubicado en la calle Independencia del centro de la Ciudad. Se bajó y nos dejó en el carro a mi y a tu hermano. Cuando regreso nos dio la noticia ¡tendríamos un hermanito! (pues todavía no sabíamos que eras una niña). Hasta la fecha, cuando reniego de tus berrinches y tu desorden mi mamá me dice: ¿Te acuerdas que lloraste cuando te di la noticia?
Y efectivamente así fue, lloré por que tendría un hermanito o hermanita, ya tenía a Amir pero hacía falta alguien más pequeño que nosotros. Amir y yo estábamos emocionados nos peleábamos por escoger en que cuarto dormirías, y afortunadamente estás conmigo todas las noches para hacerme compañía, para brincarte a mi cama cuando tienes una pesadilla o para yo irme a la tuya cuando yo soy la que tiene miedo.

El día en que llegaste al mundo fuimos saliendo de la escuela a conocerte, sólo te pudimos ver a través de una ventana. Estabas lindísima ¡muy mona!. Eras en ese momento la cosita más pequeña que había visto. Pues aunque soy más grande que Amir, no recuerdo como lucía, pero supongo que igual de guapo a como está ahora.
No recuerdo que fueras chillona, eso sí muy dormilona y risueña. Creo que con quien reías más era con mi abuelito, quizá porque ya sabías que la mayor parte de tu tiempo la pasarías con él.

Mientras más grandota más curiosa te veías, tratabas de hacer lo mismo que Amir y yo hacíamos. Si nos veías leer tú fingías leer también, nunca supimos que leías a tus dos años de edad en un periódico de ofertas. Si cantábamos tu cantabas, y creo que nunca pudimos jugarte una broma pues te dabas cuenta demasiado rápido. ¡Vaya que eras muy lista!.
Hubo un tiempo que tu mami estudió por las tardes. Y a mis doce años me confió a su pequeña de dos. Te cuidaba, te bañaba y vestía. Jugábamos y cantábamos. Eras para mí como una muñequita. Tal vez, por todos los cuidados que te di que siento la necesidad de cuidarte como lo hago o como dices tú de “meterme en tus cosas”.

No me meto, sólo que al igual que mi mami quiero saber que pasa a tu alrededor, que cosas nuevas has vivido.
Recuerda que soy diez años mayor que tu, que como dice mi mamá: “cuando tu vas, yo ya fui y vine”. Que a mi mami podrás mentirle, pero a mi señorita no, eso sí que no. ¿Y sabes por qué? Porque yo también soy hija, y todo cuanto tú estás viviendo yo ya lo viví.
Y todo lo que viene en tu vida, es bello. Por eso me “meto en tus cosas”, porque yo llore cuando no tenía que llorar. Porque yo me adelante cuando no me tenía que adelantar.
Mi intención no es “inmiscuirme” en tus cosas, mi intención es que vivas la felicidad de tu infancia sin preocupaciones que aun no te tocan; la alegría de tu adolescencia con responsabilidad. Para que cuando ya seas toda una joven puedas estar a gusto con todo lo que viviste. Estar tranquila de que siempre hiciste lo correcto.

No te digo que no te vas a equivocar, porque de los errores se aprende. Pero te digo un secreto que yo nunca quise creer y que hasta hoy se que funciona para poder hacer siempre las cosas lo mejor posible: ¡Hazle caso a tu mami y a tus “abues”!. Todo cuanto te dicen no es por molestar. Sus consejos van llenos de sabiduría y de amor, con toda la intención de que lo que hagas sea lo correcto; no es para molestarte ni para que seas alguien aburrido. Al contrario es para que seas alguien feliz, muy feliz.

Yo como tu hermana mayor, te diré otro secreto. Vive las cosas en el momento que te tocan. No porque unos las hagan creas que están bien. Si tú no te sientas a gusto al actuar como tus amigas o amigos, no lo hagas señal de que no es para ti. No por ser aceptada hagas o digas cosas que no son para ti. Si la gente quiere ser tu amigo, debe aceptarte tal cual eres, no debes mentir para que lo hagan.

Eres mi hermanita menor, mi sope, mi chiquilla chillona, mi “abby patosa”; y lo que menos quiero es verte triste. Eres una niña lista y sabes que no queremos molestarte. Todos cuanto se preocupan por ti te aman. Sé más inteligente de lo que yo fui, escucha a tu mami, pon atención a lo que te dicen tus abuelitos. Y ten confianza en tus hermanos. Porque nadie más que tu familia, puedes estar segura que harán las cosas por tu bien.

Y recuerda que mientras estemos en el mismo cuarto, ¡la tele sólo la programo yo! ;)

TE AMA TU HERMANA MAYOR